La interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional

La interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.

Angie Danielle Santillán Cisneros ; María Teresa Tipán Beltrán

Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE

adsantillan@espe.edu.ec; mttipan@espe.edu.ec

Resumen

La presente investigación se centra en el análisis de las interacciones existentes entre las civilizaciones, los imperios y la barbarie, tomando como eje central el conflicto. Se pretende definir cómo el resultado de los diferentes puntos de vista, han llevado a las sociedades encontradas a engendrar actividades y posiciones antagónicas, que en muchos de los casos, derivaron en guerras, luchas sociales, e incluso, en actos despiadados en contra de otros seres humanos. El trabajo será abordado a partir de los siguientes enfoques: los imperios, con el estudio de su auge y caída tras el conflicto bélico de la Gran Guerra; la barbarie, con la ejemplificación de los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, particularmente en lo que se refiere al uso de armas de destrucción masiva; y la civilización, ilustrada como la protagonista de los conflictos pasados y potencialmente de los futuros. Los casos de estudio mencionados anteriormente, se abordarán con el fin de plantear ideas de negociación propias de las autoras, de forma que puedan ser abordadas como puntos de vista de cómo se deberían plantear los mecanismos de auto organización que conduzcan a solucionar los conflictos internacionales.

Abstract

This research focuses on the analysis of the interactions between civilizations, empires and barbarism, taking the conflict as the central axis. It is intended to define how the result of the different points of view, have led the found societies to engender antagonistic activities and positions, which in many cases, led to wars, social struggles, and even ruthless acts against others human beings. The investigation will be addressed from the following approaches: empires, with the study of their rise and fall after the warlike conflict of the Great War; barbarism, with the exemplification of the events that occurred during the Second World War, particularly in regard of the use of weapons of mass destruction; and civilization, illustrated as the protagonist of past and possibly future conflicts. The case studies mentioned above will be addressed in order to propose the authors’ own negotiation ideas, so that they can be approached as points of view of how self-organization mechanisms can be proposed and lead in order to sort out international conflicts.

Introducción

Las sociedades humanas localizadas en diferentes regiones del planeta han visualizado al sistema internacional desde la mirada de un entorno complejo, al cual, se le debería sumar una serie de interacciones que generen un tejido de comprensiones y de diferencias de pensamiento, pues, cada una de ellas llevarían en su identidad, los legados impresos por sus procesos de evolución y afincamiento geográfico. En un afán por comprender cómo se configuraron dichas sociedades internacionales, en el presente trabajo se analizará a la interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios, desde las figuras de pensamiento que las engendraron, poniendo como condición de encuentro de la investigación, a las ideas de negociación que las configuraron.

Justificación E Importancia

La presente investigación, nos llevará a generar una aplicación del método de enseñanza e investigación Comunidades Yachachikux planteado por la Red Cultural Yuracomplexus, en la dimensión “las verdades de las sociedades humanas” como mecanismo de comprensión de la aplicación del método complejo en la negociación internacional.

Alcance

La investigación se la desarrollará bajo el enfoque de revisión de literatura, para lo cual, se realizará un recorrido histórico inherente a las interacciones a ser analizadas de acuerdo a la época o épocas a ser escogidas para analizar casos que nos lleven a generar comprensiones de cómo el conflicto nacido desde procesos civilizatorios, bárbaros y la configuración de imperios nos llevaron a tender ideas de negociación.

Planteamiento del problema

La construcción de un sistema comunitario internacional deviene del estudio de diferentes elementos. En la presente investigación, utilizaremos como dimensiones de análisis a la interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios como ideas de organización internacional gestadas a partir del encuentro de sociedades históricas y sociedades primitivas. Analizaremos la influencia de las incomprensiones sociales y culturales de pueblos estancados en un sitio geográfico y su relación con terceros, de tal manera de identificar sus posiciones antagónicas devenidas sobre todo por temas morfológicos, de conducta y comunicación, todo esto, para identificar motivos de conflicto alrededor de la formación de actuares imperialistas, que nos lleven a proponer ideas de auto organización alrededor de la negociación internacional.

Preguntas De Investigación

¿Para construir un sistema comunitario internacional será importante analizar la interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios, como mecanismo que nos brinde elementos para comprender las posiciones de negociación ante posibles conflictos?

Objetivo general

Analizar la interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.

Objetivos específicos

  1. Analizar el elemento civilización, como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.
  2. Analizar el elemento conflicto, como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.
  3. Analizar el elemento barbarie, como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.
  4. Analizar el elemento imperio, como subsistema de conflicto planetario que induce a plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional.

Fundamentación Teórica y Referencial

Marco Teórico

El diálogo entre civilización y barbarie engendró sociedades antagónicas que en sus posiciones de identidad veían en él uno, la razón; y en el otro, lo contrario. Denominamos sociedades bárbaras a todas aquellas que se encontraban fuera de los límites de lo civilizado, identificadas normalmente desde aquellos pueblos nómadas que no poseían territorio y que, en su afán de subsistencia, migraban de un lado a otro para encontrar, no solo los alimentos que así los mantuvieran, sino también para encontrar sociedades que en esencia eran consideradas como diferentes.

A lo largo de la historia, cuando las sociedades humanas se han visto enfrentadas a los “otros”, los han diferenciado por varias características, principalmente culturales; y dicha diferenciación conlleva a que se resistan a reconocerlos como igualmente humanos. Ibn Jaldún, filósofo, historiador y sociólogo musulmán, expresa que “las diferentes formas en las que los seres humanos satisfacen sus necesidades básicas de supervivencia determinan sus características especiales y los distinguen de los demás” (Dowlatshahi, s.f.)

Al hacer un recorrido histórico, en la era prehistórica, se encuentra la formación de las primeras sociedades humanas, las cuales eran nómadas. Caracterizadas por su comportamiento salvaje, robaban caravanas de otros grupos, saqueaban asentamientos y campos de cultivo, con el propósito de abastecerse de productos principalmente agrícolas durante un largo periodo. Al ir de un lugar a otro en busca de comida, comenzaron su desplazamiento desde el continente africano y así fueron poblando el planeta. 

Avanzando a una nueva fase, se encuentra el período del Neolítico, el cual se caracterizó por ser una época en la que los pueblos desarrollaron nuevos rasgos culturales, sobre todo en cuanto a su forma de vida. Con el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de animales vino el sedentarismo, lo que “originó un proceso de crecimiento demográfico que condujo a la aparición de aldeas y, por consiguiente, a la formación de organizaciones sociales” (Las Etapas De La Prehistoria A Través Del Estudio De Los Restos, 2018).

Consecuentemente, se crearon las primeras ciudades; nació la aristocracia, surgió la idea de la división de poderes, la guerra, la propiedad privada, la escritura y el crecimiento de población. Esta forma de organización se iba haciendo cada vez más compleja, sobre todo con la aparición de las primeras diferencias de rangos entre las personas. Después de la Revolución Neolítica comenzaron los procesos civilizatorios, cuyo desarrollo implicó adoptar la barbarie como método para conseguir un determinado fin. Como sustento, se puede mencionar que Morin, en su libro “Breve historia de la barbarie en Occidente”, afirmó que:

La historia de las grandes sociedades es la historia de las guerras ininterrumpidas (…). Sin embargo, al mismo tiempo que dicha barbarie, estas sociedades producen un florecimiento de las artes y de la cultura, un desarrollo del conocimiento, la aparición de una élite cultivada. La barbarie se vuelve entonces un ingrediente de las grandes civilizaciones (pág. 17)

El concepto de civilización y el de barbarie están estrechamente relacionados, tanto así, que no pueden pensarse por separado. Salter (2002), afirma esta inferencia en su libro “Barbarians and Civilization in International Relations”, donde menciona que el uno no puede existir sin el otro y viceversa, pues la barbarie actúa como una especie de espejo de la civilización. Es así que, “la civilización se define como la antítesis de la barbarie y no tiene sentido sin la objeción de barbarie” (Salter, 2002, p. 12). La palabra “bárbaro”, tiene sus raíces en la Grecia antigua, y en un comienzo, era utilizada para designar a todo aquel que no supiera hablar el idioma griego, es decir a los extranjeros. A este grupo de individuos se los consideraba violentos, ignorantes y primitivos. 

Por lo antes expuesto, resulta claro que, las discrepancias entre civilización y barbarie, se ven marcadas por la imperante necesidad de comparar todo con un “estándar”. En el caso de las civilizaciones antiguas, este estándar era Grecia. La antigua Grecia fue considerada un símbolo de civilización; para ellos, su gente es civilizada y su idioma es superior a otros idiomas, de ahí que los no griegos sean llamados bárbaros. Sin embargo, el concepto de civilización y barbarie cambia constantemente, ya que el estándar cambia con el tiempo.    

Es evidente que en la mayoría de los períodos históricos, Europa ha sido el único criterio con el que se juzgaba la civilización y la barbarie. Según Gerrit Gong, la civilización está representada por una única identidad europea; y por regla general, la civilización refleja el dominio de la cultura europea sobre otras culturas. Esta norma distingue a Europa de los países no europeos y la sitúa en el centro del mundo: “Europa es una utopía sin ningún defecto, mientras que los demás países son extraños, atrasados y bárbaros”. (Chen, 2014, págs. 5-15)

La supremacía de la cultura europea ha justificado ciertos actos inhumanos que la Europa civilizada ha cometido en sus colonias. Dado que las naciones no europeas eran consideradas bárbaras, Europa necesitaba civilizarlas y “europeizar” a los pueblos bárbaros, era necesario destruir su propia cultura, que se consideraba inferior a la de Europa. Así, el Centralismo Europeo nació de un sentido de superioridad entre los europeos, que se consideraban a sí mismos, el pueblo más civilizado del mundo.

Entre civilización y barbarie, existe un denominador común llamado conflicto, pues el resultado de los diferentes puntos de vista, llevarían a las sociedades encontradas a engendrar actividades y posiciones antagónicas, que en muchos de los casos, derivaron en guerras, luchas sociales, e incluso, en actos despiadados para con otros seres humanos. El conflicto se convertiría en un patrón común de comportamiento que llevaría incluso a formar parte de pensamientos, que desde la teoría, inducirían a pensar que el ser humano es conflictivo.

Los individuos y los Estados, replicando la conducta individual, viven en un eterno competir con sus iguales en búsqueda de su propia supervivencia, tratando siempre de maximizar su poder para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, aunque esto es solucionado a nivel individual por el Estado que funge como institución reguladora, al no haber una autoridad supranacional, los Estados viven en un sistema anárquico. Bajo esta perspectiva, los Estados no pueden confiar en ningún otro y tienen un comportamiento agresivo. (White, S.f.)

La condición que se genera es la de autoayuda, donde los Estados solo buscan su beneficio en la lógica de suma cero, es decir que la ganancia para uno significa pérdida para otro debido a que pone en riesgo su supervivencia. La cooperación verdadera en tales condiciones resulta imposible, de modo que para evitar su extinción, los Estados únicamente forman una serie de alianzas y de coaliciones variables en la búsqueda de un equilibrio de poder a nivel interestatal.

El trabajo de la Biblioteca UDLAP, titulado “La Hegemonía”, recopila la postura de dos autores sobre la situación del imperio en la actualidad:

De acuerdo con Niall Ferguson, oficialmente, hoy en día no existe ningún tipo de imperio y cuando la existencia de éste no se reconoce, el imperio es efímero de un modo que distingue bastante a nuestra época de las pasadas. En cambio, Henry Kissenger afirma que en la historia de la humanidad, el imperio ha sido la típica forma de gobierno, da la impresión de ser la forma natural de las relaciones internacionales; pocas veces ha existido un equilibrio en el poder (UDLAP, s.f., p.10).

Complementariamente, Kissenger sostiene que: “los imperios no tienen ningún interés en operar dentro del sistema internacional; aspiran a ser ellos en el sistema internacional. Los imperios no necesitan un equilibrio de poder” (Kissinger, 2004, p.15). Por lo tanto, se puede ver a un imperio como una potencia, y sin la necesidad de que el jefe tenga el título de emperador, éste ejerce su supremacía sobre otros Estados, misma que se conoce como hegemonía. En este sentido, se debe considerar que hegemonía e imperio son conceptos distintos.

Antonio Gramsci (2001), explica el concepto de hegemonía desde el punto de vista de la Sociología, entendiéndola así como un conjunto de grupos de la sociedad, donde el dominante establece un liderazgo moral, político e intelectual sobre sectores subordinados, haciendo que sus intereses sean los intereses de la sociedad (p. 19). Por otro lado, para Escalante (2005), el imperio se define como un concepto territorial, como un tipo de organización política que comprende un Estado central poderoso y una o más dependencias mantenidas en sujeción. De esta manera se puede ver que “imperio y hegemonía tienen un lazo particular, uno no se explica sin el otro” (UDLAP, s.f., p.10). 

Marco Referencial

            Los negocios internacionales se nutren de un marco de referencia que oscila entre la teoría económica, que explica las causas y consecuencias del comercio internacional, y la perspectiva sociológica, misma que asocia a la negociación internacional directamente con la solución de conflictos, lo cual se entiende como una interpretación de las definiciones de negocios internacionales presentadas a continuación.

            Para Arredondo (2019), “las negociaciones internacionales constituyen un mecanismo esencial de relacionamiento y una herramienta primaria en la solución de controversias entre los seres humanos” (p. 81). Es decir, se puede ver a la negociación como una técnica que permite a las personas a resolver algún problema sobre un asunto de interés mutuo. Esta definición puede escalar a un grado macro, en el que se vean involucrados dos o más Estados con discrepancias, pues una negoción presupone la existencia de una controversia y la misma está diseñada para llegar a un acuerdo. Complementariamente, Merrillis (2017) menciona que “en la práctica, la negociación es el método empleado con mayor frecuencia, aún más que todos los demás métodos juntos” (p. 2), es así que podemos determinar que la aplicación de otros métodos contribuye a la facilitación de las negociaciones.

Por otro lado, Tanzi, señala una visión un poco más profunda de lo que representan los negocios internacionales:

“La negociación no es un fin en sí mismo sino una herramienta para solucionar las controversias entre los sujetos del derecho internacional. Consecuentemente, el verdadero objetivo de las partes es la resolución de la disputa y si éstas no logran alcanzar una solución de manera directa, deberán acordar un medio que implique la intervención de un tercero” (Tanzi, 2017, p. 148-149).

Desde un punto de vista diplomático, Anabel y Alejandro Melet proponen que “la negociación que comprende el contacto directo entre las partes, o sus representantes, la cual requiere la voluntad de las partes para comunicarse acerca de su conflicto” (Melet y Melet, 2005, p. 91). Por su lado, Hajek (1981), tiene un punto de vista más filosófico y menos diplomático, y nos menciona que la negociación es:

“El arte de llegar a una mutua comprensión, a través de discusiones sobre los puntos esenciales de un contrato, tales como entrega, especificaciones, precios o términos. Dada la interrelación de dichos factores entre sí y con muchos otros, se trata de un arte que requiere juicio y sentido común” (p. 112).

Otros autores, como Luis Miguel Díaz, abordan la negociación como un concepto más practico y explica que negociar es “distinguir las causas exactas y los efectos del como se realizan las mediaciones y las negociaciones. Hay que comprender dichos fenómenos y entender como se producen. Cuando hay problemas, el reto es identificar a las verdaderas causas para modificarlas o eliminarlas” (Díaz, s.f., p. 223).

La siguiente definición está dada por la Universidad Autónoma de ICA (2016), misma que expone a la negociación como “un proceso de comunicación dinámica, en mérito del cual dos o más partes tratan de resolver sus diferencias e intereses a fin de lograr con ello una solución que genere mutua satisfacción. En toda negociación se presenta una confrontación de intereses” (p. 29). Finalmente, otros especialistas en el tema presentan un enfoque diferente sobre negociación: “las negociaciones se pueden definir prácticamente como el proceso que les ofrece a los contendientes la oportunidad de intercambiar promesas y contraer compromisos formales, tratando de resolver sus diferencias” (Colosi y Berkely, 1989).

            Se ha hablado principalmente de negociación y controversias y cabe mencionar que no hay un método específico para la solución de conflictos entre Estados ni se exige que recurran a medios particulares para lograr un acuerdo; sin embargo, está dicho que, en cualquier nivel, la solución de los conflictos debe darse de manera pacífica obligatoriamente, pero tal como dicta la historia, esto no siempre fue así. Arredondo (2019) explica que: “Hasta la adopción de la Carta de las Naciones Unidas, los Estados podían y en muchas ocasiones resolvían sus diferencias a través de la utilización de la fuerza armada” (p. 84). Las disputas internacionales resaltan la necesidad de establecer mecanismos adecuados de solución de conflictos y controversias, con el objetivo de, prevenir y evitar el surgimiento de esas disputas y, en caso de que éstas se presenten, se pueda lograr una solución adecuada.

Método y Metodología

Método

Para definir el método bajo el que se estudiará la interacción civilización – barbarie – imperios, se tomará como base teórica “el juego de las interacciones”, y se utilizará como eje central el conflicto. El juego de las interacciones, propuesto por Morin (1986), se define como las “acciones recíprocas que modifican el comportamiento o la naturaleza de los elementos, cuerpos, objetos y fenómenos que están presentes o se influencian” (p. 69). Es así que se analizarán las diferentes condiciones, direccionadas a las interacciones que se plantean en esta investigación. Dichas interacciones sirvieron de contexto teórico e invitan a generar comprensiones de cómo las sociedades humanas integraron y construyeron imperios, para después verlos desplomarse y posteriormente generar más conflictos cuyo protagonista fue la barbarie de los actos perennemente recordados pero que pueden ser el hilo conductor para evitar una guerra entre civilizaciones.

En primer lugar, la interacción que será utilizada como condición de encuentro para este estudio será el conflicto, el cual ha sido característico de las sociedades humanas, siendo una constante histórica que ha estado presente en todas sus épocas a lo largo del tiempo. El conflicto ha sido estudiado por varios teóricos, partiendo de una definición básica, como la de Eduard Vinyamata (1999), quien menciona que “los conflictos son un fenómeno que nos acompaña a lo largo de nuestra vida y que afecta a todas las personas” (p. 7). Parafraseando a Alzate (1998), el conflicto aparece tras percibir ciertas diferencias en lo que se refiere a determinados objetivos o con respecto a los medios que se utilizan para alcanzarlos, independientemente de si se genera entre individuos o estados, entre grupos u organizaciones; todo conflicto parte de cierto nivel de incompatibilidad entre las partes. Por su parte, Fisas (1987), expresa que “el conflicto no es una catástrofe inevitable, sino la consecuencia de una mala percepción, una mala comunicación, de procesos inconscientes, resultado de una frustración, de la patología de los dirigentes o de una mala técnica de negociación” (p. 183).

Los estudios e investigaciones de los mencionados autores, han contribuido de cierta forma para que los conflictos internacionales hayan alcanzado la situación actual de desarrollo y entendimiento. Con esta base sólida, el conflicto será abordado a partir de los siguientes enfoques: los imperios, con el estudio de su auge y caída tras el conflicto bélico de la Gran Guerra; la barbarie, con la ejemplificación de los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, particularmente en lo que se refiere al uso de armas de destrucción masiva y la civilización, ilustrada como la protagonista de los conflictos pasados y potencialmente de los futuros. Los casos de estudio mencionados anteriormente, se abordarán con el fin de plantear ideas de negociación propias de las autoras, de forma que puedan ser abordadas como puntos de vista de cómo se deberían plantear los mecanismos de auto organización que conduzcan a solucionar los conflictos internacionales.

Metodología

            Esta investigación tiene como objetivo plantear posiciones de negociación a favor de la construcción de un sistema comunitario internacional a través del análisis de la interacción entre civilización, barbarie e imperios, conceptos que giran alrededor del conflicto.

Enfoque

Para conseguir el objetivo planteado, se utiliza una metodología cualitativa, ya que esta trata de identificar “la naturaleza profunda de las realidades, su estructura dinámica, aquella que da razón plena de su comportamiento y manifestaciones” (Martínez, 2006, p. 128). Entre otras definiciones, podemos mencionar que este estudio tiene un enfoque cualitativo. De acuerdo con lo expuesto por Quecedo y Castaño (2002):

“Los estudios cualitativos intentan describir sistemáticamente las características de las variables y fenómenos (con el fin de generar y perfeccionar categorías conceptuales, descubrir y validar asociaciones entre fenómenos o comparar los constructos y postulados generados a partir de fenómenos observados en distintos contextos), así como el descubrimiento de relaciones causales” (p. 12).

Finalidad

Las interacciones, entendidas a partir de la concepción del conflicto, constituyen una aproximación a las teorías de soporte que ayudan a entender el desarrollo de los diferentes elementos a través de la historia. Es así que se presentará la relación entre dichas teorías y su dinámica en su aplicación en la vida real, demostrada mediante el estudio de ejemplos verídicos.

Fuentes de Información y Unidades de Análisis

Para esta investigación, se tomará como fuente bibliográfica documentos específicos por cada elemento.

Tabla 1

Casos de estudios para cada interacción objeto de estudio

Elementos de              la interacciónTítulo del artículoFuenteReferencia / URL
Civilización¿Choque de civilizaciones?Dialnethttps://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4249132.pdf
ImperioLa larga guerra del siglo XX: La desmembración de los imperios.ABC Culturahttps://cutt.ly/WZrEVlG
BarbarieCincuenta años después de HiroshimaScielohttp://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-58872009000100002 

Nota. Esta tabla muestra el resumen de los artículos que serán considerados como casos de estudio de la presente investigación.

Control de Variables

Este análisis comprende una fase de observación no experimental, debido a que los hechos que se expondrán, están sujetos a los dominios propios de su realidad, es decir, presentan lo que está sucediendo o lo que ha ocurrido. En este sentido, cabe recalcar que la presente investigación no influye de ninguna manera en las variables.

Alcance

La investigación exploratoria nos permite darnos cuenta en un primer momento, de los hechos que suceden en función de las interacciones objeto de estudio. Es decir, se puede sintetizar y plantear un panorama general de los temas que se pretenden analizar. En este caso, el problema global que se abordará son las guerras mundiales, mismas que finalizaron hace décadas pero que hasta el día de hoy, siguen teniendo un impacto histórico en las sociedades por los acontecimientos que las marcaron.

A continuación, se dará una breve explicación de los principales factores que caracterizaron a la Primera Guerra Mundial, lo que en cierto punto resulta necesario para llevar a cabo esta investigación, ya que muestra cómo la expansión de las grandes potencias fue un factor fundamental para que se empezaran a generar rivalidades y desconfianza entre las naciones implicadas. Uno de los apartados que se tratará es el Tratado de Versalles y las consecuencias para Europa, pero principalmente para Alemania, pues este acuerdo sentó un precedente para la Segunda Guerra Mundial, creando rivalidades, fricciones y conflictos entre las grandes potencias mundiales.

Este estudio tiene el objetivo de analizar los procesos más relevantes que han determinado la historia de la humanidad, marcando un antes y un después en el orden mundial. Estos conflictos incluyen la Primera y Segunda Guerra Mundial, mismos que trajeron grandes cambios y muy importantes para toda la humanidad, también se analizan las modificaciones que fueron sufriendo los estados al verse enfrentados a estos grandes procesos, y como se fueron estructurando a partir de la delgada línea entre lo que se considera civilizado y bárbaro.

Instrumentos de Recolección de Información

Procedimiento de Recolección de Información

            Para la presente investigación, se utilizará la técnica documental, mediante la consulta de artículos relacionados a la interacción civilización – conflicto – barbarie – imperios.

Cobertura de las Unidades de Análisis

            Se analizará el escenario en el que se desarrollaron los casos de estudio seleccionados, y cómo estos acontecimientos influyeron las instancias geográficas, que será en donde se desenvuelve el caso a tratar.

Procedimiento Para el Tratamiento de Información

Para el tratamiento de la información, se utilizará la técnica explicativa, especificando las causas y consecuencias del fenómeno de estudio.

Resultados

Choque de Civilizaciones

Para lograr una comprensión más amplia tanto de las civilizaciones como del rol que han desempeñado en la creación de un sistema comunitario internacional, es importante considerar el impacto de unas culturas sobre otras en los procesos civilizatorios, a partir del concepto de cultura como categoría crítica. Conviene destacar aquí, que la ausencia de una adecuada interpretación del problema, nos ha llevado en la historia, a graves dificultades para enfocar los procesos civilizatorios y sus consecuencias en las zonas de influencia. 

Para Huntington (2001):

Una civilización es la forma más amplia de identidad cultural de un pueblo, y concierne a su lenguaje e historia, a sus costumbres e instituciones, pero sobre todo, a su religión. El resurgimiento de las religiones y de los regionalismos es una tendencia mundial. La política internacional se caracteriza por conflictos violentos en las zonas fronterizas entre civilizaciones, por la lucha por la supremacía militar y económica, y por las posibilidades de expansión. (p. 126)

En la teoría del choque de civilizaciones se analiza tanto la existencia de zonas de conflicto, como de los denominados “países desgarrados”. Ejemplos de estos países son México, Rusia, y los países balcánicos. Este término hace referencia a aquellos países que se encuentran atravesando procesos para volver a definir su identidad, esencialmente cultural.

Según Huntigton, Occidente se verá en la necesidad de implementar una serie de estrategias para fortalecerse. Entre estas, se denotan; procurar un adecuado entendimiento entre Europa y  Estados Unidos, buscar una combinación de sociedades cercanas o comparables a Occidente,  como las que son parte de Europa del Este y América Latina; buscar acuerdos de cooperación con Japón y Rusia; limitar la expansión militar de los estados musulmanes y confucianos, y beneficiarse de cualquier conflicto entre ellos; luchar en contra de la reducción de su poder militar y aumentar la presencia en el este y sureste de Asia; así como fortalecer las instituciones internacionales que legitiman sus intereses y valores.

En este choque de civilizaciones, se estipula que la tarea primordial de los países fuera de Occidente, consiste en unificar la modernidad con su cultura y sus valores tradicionales. Por otro lado, es esencial que Occidente desarrolle una comprensión adecuada de la filosofía, religión e intereses de otras civilizaciones. A partir de las ideas que surgieron de esta interpretación cultural, resurgieron varios puntos que se habían desarrollado en el Orden político en sociedades cambiantes.

Se afirma también, que la modernización no está dictaminada a conducir directamente hacia la occidentalización; contrario a esto, el avance de las sociedades y su respectivo desarrollo, en condiciones de pobreza y desigualdad, bajo bases culturales muy diferentes a las de Occidente, puede generar inestabilidad y violencia, y dar paso a procesos revolucionarios que irán en contra de los intereses de Occidente.

La creencia de que los principios de la democracia y la economía de mercado son universalmente válidos y pueden aplicarse en otras sociedades es, a decir de los autores que promulgaban la teoría del choque de las civilizaciones; simplemente el producto de la arrogancia occidental. Es tanto falaz como perjudicial tener la convicción de que el desarrollo económico y el progreso social generarán de manera automática democracia y estabilidad. En los países fuera de Occidente, que se consideran menos desarrollados, la modernización debe asegurar el orden político, a través de mecanismos autoritarios asegurar la estabilidad e impedir el surgimiento de movimientos revolucionarios y movimientos políticos ortodoxos religiosos.

Huntington predijo dos posibles escenarios. El primero, es el estado central imperante, que absorbe en su eje de control a otro estado periférico de la misma civilización, pero con diferencias de pensamiento. El segundo caso, se evidencia cuando dos países de una misma civilización de igual peso se encuentran conciliadores, incluso frente a la insistencia de civilizaciones ajenas que intentan fomentar el conflicto.

Un ejemplo del primer escenario mencionado, es el predominante control de Rusia sobre países de la periferia como Georgia, o la cada vez aumentada influencia de China sobre Taiwán, Vietnam y otros países del sudeste asiático. Por otro lado, para ejemplificar el segundo caso, se puede tomar como base la relación cada vez más estrecha entre las dos Coreas, a pesar de la influencia de Occidente y Estados Unidos sobre Corea del Sur.

El Fin de los Imperios Tras la Primera Guerra Mundial

Nota. Adaptado de Así cambió el mapa del mundo en el siglo XX [Fotografía], por Juan C. Sánchez, 2014, El Mundo (https://www.elmundo.es/especiales/primera-guerra-mundial/mundo-cambiante/fin-de-los-imperios.html).

El principio del fin de los imperios de la Europa del siglo XX, se remonta al periodo entre 1871 y 1914, cuando se desencadenaban una serie de sucesos que finalmente estallarían en la Primera Guerra Mundial. La competitiva carrera por la hegemonía política y económica empezó a generar rivalidades entre los territorios, principalmente entre las potencias: Inglaterra, Francia, Austria y Rusia; sin embargo, tiempo después, Italia y Alemania se sumaron como nuevos actores que tendrían gran protagonismo para el desarrollo de la historia europea y del mundo.

La conformación de bandos sólidos, “por una parte, la franco-rusa entre 1892 y 1894 a quienes se les sumó la Gran Bretaña, estableciendo así la Entente y, por otra, la germano-austríaca de 1879 a quienes se adhirió Italia formando así la Triple Alianza” (Bosemberg, 2006, p. 291), estableció las tensiones generadas en los variados conflictos en el Viejo Continente. Este sistema de alianzas entre potencias, es solo una de las diversas causas que dieron como resultado final la guerra, además se puede mencionar el permanente enfrentamiento entre imperios por la disputa de los territorios y recursos de otros lugares, estimulando así una carrera armamentista que dio como resultado la llamada “paz armada”; y finalmente, se pueden mencionar los embrollos nacionalistas que a la larga provocaron una reacción en cadena de movilizaciones de tropas y declaraciones de guerra.

En este contexto, la causa inmediata para que la Primera Guerra Mundial se desatara el 28 de junio de 1914, fue el asesinato de Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara, a manos de un radical serbio. Una síntesis de los hechos acaecidos en la guerra, es expuesta por Luis E. Bosemberg, quien explica de manera concreta el panorama entre rivales y aliados:

Los austriacos presentaron un ultimátum a Serbia, exigiéndole, entre otras, la injerencia en este país de sus agentes en la búsqueda de los asesinos. Cuando este lo rechazó, Austria-Hungría le declaró la guerra. Rusia expresó que no dejaría aplastar a Serbia y decretó una movilización parcial contra Austria-Hungría. Alemania apoyó totalmente a este último, dirigió un ultimátum a Rusia exigiéndole la retirada de la movilización y, al mismo tiempo, pidió a Francia, una posición neutral en caso de una guerra germano-rusa. Esta se rehusó y anunció la movilización. El 1° de agosto Alemania le declaró la guerra a Rusia y el tres del mismo mes, a Francia (Bosemberg, 2006, p. 291).

Es así que el final de la Primera Guerra Mundial se vio marcado por el colapso de la Entente; en primer lugar, el ejército estadounidense hizo retroceder a las tropas germana, cuyos soldados cansados y mal alimentados no pudieron avanzar hacia su objetivo, París. Pronto, los aliados de Alemania empezarían a rendirse: Bulgaria cae ante Francia, el Imperio Otomano se rinde tras no poder contener a los británicos, y por su lado, Italia lanzaba su ofensiva contra el ejército austro-húngaro. “Al término de la Primera Guerra Mundial, una serie de tratados impusieron la desaparición de cuatro grandes imperios: alemán, austrohúngaro, ruso y otomano” (García, 2014).

Fueron cuatro los tratados que pusieron fin a la guerra y junto con ella a los Imperios, lógicamente, perdedores: con la firma del Tratado de Versalles, el 28 de junio del año 1919; la suscripción del Tratado de Saint-Germain el 10 de diciembre del mismo año; el Tratado de Trianon, acordado el 4 de junio del año 1920; y la firma del Tratado de Sèvres, el 10 de agosto del mismo año. Como se puede observar, los vencedores mantuvieron exhaustivas negociaciones en las que se repartieron los territorios que poseía el bando perdedor, tanto dentro como fuera de Europa: el Imperio alemán, Austro-Húngaro y Otomano, perdieron todas sus posiciones y además tuvieron que enfrentar las severas sanciones económicas. Sin embargo, cabe mencionar que los ganadores no resultaron del todo ilesos, pues “los imperios británico y francés quedaron tocados, porque su amplio dominio no sería ya nunca similar al periodo anterior de la guerra” (Alarcón, 2014).

El Tratado de Versalles dictaminó que Alemania debía entregar: Alsacia y Lorena a Francia; a Bélgica los países Eupen y Malmédy; y a Dinamarca, el norte de Schleswig, entre otros territorios. Es así que cae el histórico imperio instaurado en Europa, pero también se derrumbó el imperio colonial que los germanos construyeron en África. Por su parte, el ex Imperio zarista, ahora conocida como Unión Soviética, solo tuvo que reconocer la independencia de Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, Georgia, Armenia y Azerbaiyán. Esto debido a que Rusia decidió retirarse de la Primera Guerra Mundial anticipadamente, ya que su situación interna era insostenible, pues se perdió el control de la revolución que se desarrollaba en ese entonces.

En virtud del Tratado de Saint-Germain desaparece Austria-Hungría, dejando a Austria en una reducida nación y el posterior Tratado de Trianon, despojó a Hungría de todos los territorios no húngaros (propiamente dichos). “Lo que quedaba del imperio austrohúngaro sirvió para crear Checoslovaquia y engrandecer a sus vecinos” (García, 2014). Finalmente, con el Tratado de Sèvres, el Imperio Otomano se redujo a la península de Anatolia, al mismo tiempo que fue intervenido financieramente por los vencedores. Francia y Reino Unido gobernaron temporalmente los antiguos territorios otomanos, distribuyéndose el Oriente Próximo de la siguiente manera: “Francia logró el Mandato de Siria y Líbano. Reino Unido obtuvo el Mandato de Mesopotamia (actual Iraq) y el de Palestina (que abarcaba los actuales Jordania, Israel, Palestina y Gaza). Sólo la región de Hiyaz se convirtió en un estado independiente que en 1932 daría lugar al nacimiento de Arabia Saudí” (García, 2014).

Todos los tratados mencionados anteriormente constituyen un intento de poner fin a los conflictos; sin embargo, el Tratado de Versalles destaca por ser un factor que directamente condicionó el ambiente para un conflicto futuro, pues a raíz de éste, surgió una Alemania con un pueblo resentido, frustrado y decepcionado, sobre el cual Adolf Hitler tomó las riendas encaminando a los alemanes hacia una nueva guerra con el objetivo de tomar venganza.

Nota. Adaptado de Así cambió el mapa del mundo en el siglo XX [Fotografía], por Juan C. Sánchez, 2014, El Mundo (https://www.elmundo.es/especiales/primera-guerra-mundial/mundo-cambiante/fin-de-los-imperios.html).

El acto barbárico más recordado de la Segunda Guerra Mundial

A medida que se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, “el discurso nacionalista fue adoptando un carácter antropológico, describiendo la guerra como una lucha entre civilización y barbarie (Saya, 2011, p. 41). A fin de justificar la guerra, Japón era visto como un imperio que se encontraba a la vanguardia del progreso en comparación con el resto de países del continente asiático, y debido a su visión imperialista tenía el propósito de expandir su desarrollo político, cultural y tecnológico por toda Asia. Japón demostraría así, su hegemonía socio-política sobre el resto de países asiáticos, de la misma manera en la que los países occidentales lo hacían.

Estados Unidos se había resistido a participar militarmente en la Segunda Guerra Mundial hasta antes del 7 de diciembre de 1941, cuando la base naval de Pearl Harbor se vio afectada por un ataque sorpresa japonés. “Esta es la respuesta de Japón al embargo de petróleo al que Estados Unidos le estaba sometiendo desde el pasado julio” (Ayén, 2012, p.8). Al menos 2.300 de los habitantes de la isla hawaiana de Oahu murieron y como era de esperarse, el país norteamericano le declaró la guerra a Japón.

A pesar de que Japón enfrentaría a un poderoso enemigo, su expansión por Asia continuaba, las tropas invadieron y tomaron territorios por todo el continente: Shanghái, Tailandia, Filipinas, Marianas, Hong Kong; lograron entrar en Birmania, Malasia e Indonesia, y para febrero ya habían tomado la base británica de Singapur (la derrota militar más importante en la historia de Inglaterra). Sin embargo, esta acelerada conquista, sería frenada por el ejército estadounidense con las batallas del Mar de Coral y Midway en 1942. Durante este mismo año, Estados Unidos, dirigido por Roosevelt, tomó la delantera de la carrera armamentista aprobando el Proyecto Manhattan, el cual consistía en la construcción de la primera bomba atómica.

Para 1944, el imperio japonés estaba más que desmoronado, y Japón se dividió entre los que buscaban negociar la paz con Estados Unidos y acabar con el conflicto de una manara aparentemente digna; y los que con conformaban el Ejército Imperial que mantenía la consigna de “morir matando”. Mientras tanto, la guerra en Europa siguió su curso hasta que, en 1945, el principal aliado de Japón, Alemania, finalmente se rindió. Esta coyuntura dio paso a que el país americano demostrara su reciente hegemonía nuclear; y de la mano del nuevo presidente, se toma una decisión trascendental, Harry Truman autoriza el ataque nuclear a Japón. Perella y Tesorre (2019), resumen el devastador ataque:

“Un bombardero B-29 de EE. UU. llamado Enola Gay, lanzó la primera bomba nuclear, con nombre en código “Little Boy”, el 6 de agosto de 1945 en la ciudad de Hiroshima. EE. UU. dejó caer la segunda bomba sobre Nagasaki, Japón, con nombre en código “Fat Man” el 9 de agosto de 1945” (p. 9).

Esta acción marcaría el final definitivo de la Segunda Guerra Mundial, pues el ataque nuclear forzó de manera definitiva la rendición del Imperio japonés y los aliados obtuvieron la victoria sobre los países del eje.

Es aquí donde entra el debate sobre si el fin justifica los medios, pues los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki tuvieron dos fines, uno intimidar a la Unión Soviética, y dos ponerle punto final a la guerra. Presumiblemente, para Estados Unidos, las vidas de los japoneses eran menos valiosas que las de los americanos, pues según Rawals (20009), para Truman los japoneses no eran más que bárbaros y serían tratados como tales; característica que al día de hoy suena muy irrazonable.

Hiroshima y Nagasaki son el más claro ejemplo de lo que es capaz la barbarie, de la imponencia de sus fuerzas destructivas y los efectos catastróficos que conlleva. Con las bombas atómicas, Estados Unidos demostró tener la capacidad tecnológica para generar barbarie instantáneamente y de paso dejar en claro su supremacía. “En el caso de las bombas atómicas lo innovador fue su distanciamiento físico y la rapidez temporal de la masacre” (Coll, 2020).

Capítulo V: Discusión

En un principio, esta investigación presenta un contraste entre lo que la sociedad considera como civilizado y lo que califica como bárbaro. A través de los distintos puntos de análisis tomados en cuenta para este estudio, podemos concluir que las civilizaciones han vivido en conflicto desde el surgimiento de las mismas, y es este conflicto, lo que ha impulsado a las sociedades a evolucionar. Sin embargo, aunque se determine al conflicto como el eje central y un ingrediente para el desarrollo, es importante también denotar que, muchas veces, es este mismo conflicto el que ha desembocado en actos bárbaros que, en vez de impulsar al desarrollo, han generado retrocesos eminentes en temas sociales, políticos, culturales y económicos.

Es a partir de este análisis, que hemos repasado el conflicto desde su origen, pasando hacia la magnificación del mismo en los casos de estudio, y concluyendo con las alternativas de solución preventiva. Si se estudia la regulación de conflictos como disciplina y se toma en cuenta sus variadas perspectivas, se denota que las mismas aportan al campo de las relaciones internacionales la posibilidad de una observación y abordaje más profundo de los conflictos armados. Incluso el grado de consideración de las causas del conflicto y la riqueza que aporta esta disciplina pueden ayudar a identificar los factores estresantes y tomar acciones preventivas antes de que estalle la violencia.

Esta contribución se ve reforzada por los cambios que se están produciendo en los conflictos armados, que, tras la desaparición de las tensiones entre países, comienzan a tener cambios en su configuración. Los conflictos a gran escala entre estados casi han dejado de existir, dando paso a conflictos internos y pequeños, pero no por ello menos riesgosos a desencadenar en actos bárbaros a la larga. Este tipo de conflicto se caracteriza por iniciarse dentro de las fronteras de un país, en donde uno o más grupos emergen contra la autoridad central, siendo la identidad, sea esta étnica, religiosa, nacional, u otra, uno de sus principales componentes.

Uno de los grandes errores cometidos en cualquier conflicto, en cualquier esfera social y a cualquier escala, es que los líderes ignoran la posibilidad de abordar las controversias mediante negociaciones y precipitadamente optan por una solución drástica como lo es la guerra. Se tuvo que atravesar por dos guerras mundiales, que dejaron un efecto devastador para que se optara por crear organismos, acuerdos, tratados que, desde el punto de vista de la moralidad, tienen el fin de alcanzar la paz y el entendimiento entre las partes.

“La historia de las grandes sociedades es la historia de las guerras ininterrumpidas.”           – Morín

Esto se evidencia al analizar las interacciones entre las civilizaciones de occidente, en donde la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ratifican dicho comportamiento. Al profundizar en los acontecimientos que han generado procesos civilizatorios, es claro que desde siempre, la barbarie ha engendrado civilización, y que la civilización se genera a raíz de la barbarie.

El choque de civilizaciones ha dado paso al conflicto, dictaminado por la falsa idea de que el desarrollo económico y el progreso social producirán automáticamente democracia y estabilidad. En los países subdesarrollados no occidentales, la modernización debe asegurar primero el orden político, mediante mecanismos autoritarios que garanticen la estabilidad e impidan la emergencia de movimientos revolucionarios y fundamentalismos religiosos.

Si prevalece una visión idealista en las negociaciones internacionales y las relaciones exteriores, existirá una amenaza eminente en los intereses de Occidente. Por eso, como ha señalado Huntington, promover la democracia y los derechos humanos en el mundo no son la prioridad para estas culturas, ya que lo que realmente buscan es reafirmar la identidad occidental, fortalecer las instituciones, sus intereses internamente e imponer sus intereses en el exterior en la medida de ser posible, y de no serlo, incluso se trata de lograr este objetivo mediante el uso de la fuerza militar.

Existen autores que afirman que hoy en día no existe ningún tipo de imperio. En el estricto sentido de la palabra, podría decirse que tiene razón, sin embargo, esta premisa podría verse refutada, ya que al realizar un análisis de la situación actual y de los conflictos suscitados que podrían desencadenar en actos bárbaros, es notable que siguen existiendo, y nunca dejarán de existir los países que controlan y tiene influencias sobre otros países. Por otro lado, a pesar de coincidir con Huntington en algunas de sus afirmaciones, es importante denotar que actual choque de civilizaciones, debería considerarse a partir de ideas menos obsoletas, como un conflicto moderno y capitalista entre dos sistemas de pensamiento, que buscan una excusa, sea esta la de disonancias culturales, religiosas o civilizacionales, para legitimar su realidad y transformar en situaciones condenables y bárbaras a las diferencias entre civilizaciones, mismas que, desde siempre, han sido un componente básico en el sistema comunitario internacional como lo conocemos.

Finalmente, a lo largo de esta investigación se ha visto que los conflictos están inmersos en todo ámbito y en todo nivel, algunos los justifican y otros los condenan, poniendo como condicionante las secuelas que dejan como resultado. De esta forma, se espera dejar en la mesa el punto de partida para que se pueda abordar el conflicto desde otras interacciones que permitan socavar las incomprensiones que aún quedan por la complejidad del asunto.

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